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POLÍTICAS ANTIDROGA. EL ANTES Y EL DESPUÉS

Históricamente, la mayoría de los países de la OCDE han desarrollado políticas antidroga represoras, prohibiendo y castigando el consumo de estupefacientes como medida de protección frente a los devastadores efectos provocados por el consumo de éstas.

Este artículo tiene como objetivo recoger el escaso éxito de las políticas utilizadas, así como exponer los modelos implantados en Portugal e Islandia, países precursores en la utilización de técnicas novedosas, duramente criticados en sus inicios -especialmente Portugal- pero actuales modelos de referencia en el panorama internacional.

¨The real price of everything, what everything really costs to the man who wants to acquire it, is the toil and trouble of acquiring it¨. Adam Smith

Desde la segunda mitad del S. XX., las medidas adoptadas en la denominada ¨guerra contra las drogas¨, han centrado sus esfuerzos en el establecimiento de trabas, criminalizando y encareciendo su consumo. En ese sentido, las políticas han catalogado al consumidor como delincuente y no como enfermo, y han basado sus esfuerzos en incidir sobre los determinantes de la Oferta y la Demanda  de droga (añadiendo costes de transacción) esperando que la Ley de la Demanda cumpla con su cometido.

La experiencia nos muestra que estas medidas, tal y como han sido diseñadas, no sólo no han conseguido solucionar el problema de drogadicción y coste social derivado del consumo y comercio (externalidades negativas), sino que han dado lugar a una situación que dista mucho de la deseada, encontrándonos con problemas como los siguientes:

Fruto de los nefastos resultados obtenidos, la comunidad internacional comenzó a cuestionarse las medidas adoptadas. Es en ese contexto, finales del siglo XX, cuando aparece la Global Commision on Drug Policy.

Esta Comisión, creada en el año 2011, de carácter multidisciplinar y conformada por personalidades como Kofi Annan (ex Secretario General de Naciones Unidas) o Javier Solana (Alto Representante de la PESC), centra sus esfuerzos en la implantación de un modelo radicalmente opuesto al establecido, poniendo el foco sobre el drogodependiente y la mejora de su tradicional situación de desamparo y desprotección.

Estas conclusiones son ampliamente expuestas por la Comisión, tanto en su primer informe (2011), donde solicita un Cambio de Paradigma en la Política de Drogas Mundial, como en posteriores (2012, 2013 y 2015), donde hace hincapié en la relación existente entre la criminalización del consumo, el aumento de casos de VIH-hepatitis C y la falta de cuidados sanitarios hacia los drogodependientes, al ser estos catalogados o estigmatizados como delincuentes y no como enfermos.

Una vez establecido el contexto internacional, comenzaremos la exposición del modelo portugués, recalcando que sus medidas fueron puestas en marcha en el año 2001, 10 años antes de las conclusiones presentadas por la Comisión en su primer informe.

Portugal: nuevo enfoque en Políticas Antidroga

Situación Inicial: a finales del siglo XX, la sociedad portuguesa percibía las drogas como el primer problema social, consecuencia de la gran visibilidad del consumo en espacios públicos, la proliferación de drogas y el alarmante incremento de personas infectadas con VIH consumidoras de heroína (60%). Se cree que uno de los principales causantes de esta situación fue la falta de adaptación de la sociedad portuguesa ante la rápida apertura hacia el exterior dada en la década de los 70. Esto fue debido a la caída del modelo autárquico de Salazar y al fin de la guerra colonial en África, con el retorno de de portugueses desde colonias donde, por ejemplo, el cannabis era cultivado y consumido abiertamente).

Modelo implantado en 2001:

Resultados obtenidos:

Conclusiones: aún cuando el modelo fue duramente criticado, especialmente por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes perteneciente a Naciones Unidas, al vaticinar un aumento automático del consumo de drogas en Portugal y el posicionamiento internacional como destino turístico de drogas, los resultados no dejan lugar a dudas: el consumo no ha aumentado, descienden el ratio de infectados por VIH, la violencia asociada al narcotráfico y  el grado de dependencia de estas sustancias. El último informe de la Comisión Global de Política de Drogas (2016), titulado ¨Un nuevo enfoque para la descriminalización¨, aboga por la despenalización apoyándose en los espectaculares resultados obtenidos en Portugal.

Islandia: familia y actividades sociales

Situación Inicial: El ejemplo islandés presenta diferencias significativas con el modelo implantado en Portugal. En el caso de Islandia, su objetivo consistió en la reducción de los elevados índices de consumo de alcohol, tabaco y cannabis de sus adolescentes, situados entre los mayores consumidores de la UE a finales del siglo XX. Para ello, en 1998, Islandia decide poner en funcionamiento el Programa conocido como Youth in Iceland (Juventud en Islandia), establecido a raíz de los resultados obtenidos tras la aplicación de una serie de encuestas en sus centros educativos.

Youth in Iceland (1998)

Tras el análisis de esos resultados llegan a la siguiente conclusión: el adolescente consume sustancias en busca de sensaciones. Por lo tanto, deciden desarrollar un programa de actividades alternativo cuyo consumo consiga reportar al adolescente esas mismas sensaciones. Para ello, las principales medidas adoptadas son:

Resultados obtenidos

Han sido tan aplastantes, que en la actualidad el programa se ha internacionalizado e implantado en numerosas localidades de distintos países (dentro y fuera de la UE), estableciéndose como uno de los modelos de referencia en la lucha contra las drogas entre adolescentes.

Conclusiones

La implantación de un modelo de corte intervencionista, basado en la potenciación del con

cepto de familia y la realización de actividades sociales, ha conseguido reducir de manera radical el consumo de sustancias perjudiciales para la salud entre los adolescentes.

Conclusión general

Una vez expuestos los modelos alternativos, ¿qué conclusiones podemos obtener?

La primera parece clara, el modelo tradicional está obsoleto. La Comunidad Internacional aboga por un cambio de paradigma estableciendo como premisa la descriminalización del consumo, el establecimiento de alternativas claras al consumo de los estupefacientes y la potenciación del concepto de familia (especialmente en el ámbito adolescente).

¿Estas medidas generarían idénticos resultados en otros territorios?, la respuesta es claramente NO. De hecho, aún cuando ambos países hayan alcanzado objetivos significativos, ha sido a partir de políticas divergentes, diseñadas contra problemáticas distintas en sociedades que también lo son. Por lo tanto, podría concluirse que, aún cuando los costes derivados del consumo y comercio de drogas sean similares en todo el mundo, las medidas de política antidroga a aplicar, quizás, no puedan serlo.

En consecuencia, es en este apartado donde la Inteligencia Socio Cultural (¨SOCINT¨) como parte fundamental de la Inteligencia Económica, resultará clave en la lucha antidroga. Las conclusiones obtenidas tras la aplicación de herramientas de SOCINT, al analizar los determinantes sociales, políticos y demográficos de una Sociedad, permitirán el desarrollo de herramientas más sofisticadas. De tal modo, y gracias a SOCINT, la lucha contra las drogas podría utilizar medidas mucho más eficientes y adaptadas a los individuos sobre los cuales se pretenda actuar. De hecho, el modelo Youth in Iceland, exportado desde Islandia, usa herramientas SOCINT en la evaluación de la situación, el desarrollo de las medidas y el seguimiento de los resultados obtenidos.

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