La geoestrategia de las principales potencias mundiales, como Rusia y EEUU, se encuentra en su momento álgido. No paramos de ver movimientos en diversos sentidos de los actores principales, sin terminar de asentarse en posiciones bien definidas.
Vemos acercamientos y mantenimiento de las distancias entre Estados Unidos y Rusia, entre Europa y Rusia, entre Estados Unidos y China (en este caso el acercamiento es el mayor ejemplo de la falsa modestia), y mayores exigencias de fidelidad de Europa hacia Estados Unidos. Se están tanteando las posibles alianzas que se pueden producir en un escenario difícil sobre el tablero mundial.
El móvil geoestratégico está claro: Trump va a intentar evitar la caída de la hegemonía estadounidense en favor de China cueste lo que cueste. Por ello, es importante destacar que la disputa principal es entre Estados Unidos y China, y que Rusia y Europa serán aliados estratégicos de algún bando que buscarán sacar partido de su apoyo para incrementar su poder. De Rusia se espera esta actitud, sin duda. De Europa ya se verá.
Pero, ¿Qué pasa mientras tanto con estos dos actores secundarios?
Rusia tiene lo que Europa necesita (materias primas y energía) y Europa lo que Rusia quiere (productos de lujo y de calidad, y un nuevo mercado por cubrir).
*Pero supone el 12% para Alemania y 14,5% para Francia del petróleo refinado importado, 43% y 10% del crudo, respectivamente.
**Condicionado por las sanciones impuestas desde la Unión Europea1
Desde la perspectiva económica – y la economía tiene mucha fuerza – se podrían establecer buenas relaciones. Así, se plantea una posible alianza muy enriquecedora del hemisferio norte.
Sin embargo, la actitud política de ambas potencias impide esta consecución de intereses, que no haría sino incrementar la posición internacional de ambas potencias.
Ucrania y Crimea
En primer lugar, está el problema de Ucrania, donde Rusia no va a ceder. La ausencia de fronteras naturales para proteger Rusia ha motivado siempre la expansión territorial o creación de Estados-frontera para evitar nuevas invasiones que pudieran amenazar el núcleo fuerte, el área de Moscú. Estos Estados-frontera, como fue Finlandia en la época del Imperio sueco, o Bielorrusia, Ucrania y Georgia actualmente, suponen la línea de seguridad que da tranquilidad a Rusia. No debemos olvidar que la identidad rusa no se limita a lo que conocemos hoy en día como Rusia, sino que dichos Estados frontera han pertenecido tradicionalmente a la madre Rusia, ya en tiempos de la Rus de Kiev en el siglo IX, el Principado de todas las Rusias en los siglos XV-XVI, o el Imperio Ruso en los siglos XVII-XVIII.
Por supuesto, Crimea es innegociable para ellos, ya que tan solo poseen dos enclaves marítimos con aguas calientes durante todo el año, el báltico (San Petersburgo y Kaliningrado) y el mediterráneo (Crimea). Si a ello le añadimos la intención de expansión (hasta ahora de forma unilateral, sin diálogo real con Rusia) de la Unión Europea hacia el Este para incorporar nuevos mercados, se prevé que la tensión no se reduzca en la región, pues la desconfianza sigue en aumento. Y no se puede criticar a Rusia de no buscar el acercamiento. Más fácil es achacar a la Unión Europea su deficiente gestión de la crisis de Ucrania, con palabras y acciones que se contradicen y el despliegue del escudo antimisiles de la OTANen el territorio.
Papel fundamental de la OTAN
La relación de Europa con Rusia está en gran medida condicionada a la relación de la OTAN con Rusia, o lo que viene a significar, una relación cordial de Estados Unidos con Rusia. En las últimas décadas los intentos de acercamiento han sido ineficaces y sólo han servido para mostrar que aún existe desconfianza entre unos y otros. No obstante, hemos visto cómo el gobierno de Trump no se mantiene excesivamente distante de Rusia, por mucho que quiera considerarlo enemigo públicamente. Sin embargo, advierte de su poco interés en que la UE se acerque a dicho país, si no está él de por medio, pues son muchos sus intereses puestos en Europa y el distanciamiento con ésta no le favorece en absoluto.
Finalmente, cabe destacar la falta de acuerdo para promover el libre comercio entre Rusia y la Unión Europea. Existen intereses económicos claros para ambos, pues son vecinos interdependientes. Pero en el ámbito político existen limitaciones para asentar un libre comercio entre ambas potencias. La Unión Europea plantea que Rusia se adapte al Espacio Económico Europeo (Art.55 PCA), mientras que Rusia reclama capacidad de decisión en el establecimiento de un nuevo acuerdo que sustituya al ya caducado Acuerdo de Asociación y Cooperación (PCA). En el ámbito energético, la UE defiende la liberalización completa del sector, a fin de fomentar la distribución energética por parte de empresas europeas de los recursos producidos en Rusia. Éste, por el contrario, quiere mantenerse como el distribuidor único de sus productos energéticos argumentando la importancia de dicha industria para su economía.
Intereses entre la Unión Europea y Rusia
Si bien estos elementos mencionados hasta ahora suponen limitaciones, se ha de remarcar que los intereses mutuos pueden imponerse a las barreras actuales.
El acercamiento entre la Unión Europea y Europa del Este permite al primero ampliar su visión del panorama internacional, seguramente con una postura más cercana a Rusia y entendiendo mejor la posición del mismo, pudiendo convertirse el problema de Europa del Este en parte de la solución – diplomacia ex-ante –.
Entendiendo que Europa del Este es un espacio que supone una frontera entre Rusia y Europa, y que ambos quieren mantener el control de dicho área, remarcar “las dos UEs” (la Occidental y la de los países en desarrollo de Europa del Este) y tratar de utilizar la Unión del Este (establecida bajo influencia de ambas potencias) como vínculo para acercar posturas entre Rusia (que vería que no pierde toda la influencia en la zona) y Europa (va aumentando su alcance comercial) podría surtir efecto, al tener ya mucho ganado Europa en términos de libre comercio pero permitiendo a Rusia disponer de cierta capacidad de decisión, sin que ésta afecte al núcleo duro de la Unión Europea. Sería un paso para el acercamiento político.
Es cierto que un acercamiento entre Rusia y Europa hace a ambos más independientes de Estados Unidos. No obstante, unas adecuadas relaciones a tres podrían favorecer enormemente a Estados Unidos en su carrera frente a China. Se trata de tener el enfoque claro de quién es su rival a batir.
Escenarios
A nivel de política exterior, los intereses también son visibles, pudiendo conformar una fuerza conjunta que cope casi por completo el hemisferio norte.
Al mismo tiempo, la postergación de la entrada de Rusia en la OMC (que podría haber sido un sustitutivo de la alianza económica con la UE) favorece además las relaciones bilaterales con la UE.
A todo este conflicto, hay que tener en cuenta que Europa tiene que mejorar en el ámbito de la ciberseguridad, debe darse cuenta de que es una guerra nueva donde hace tiempo que va perdiendo. Así mismo, Europa no tiene especial interés o no es capaz de proteger su propiedad intelectual ni sus empresas, y al final acaban comprándolas empresas chinas o estadounidenses. El know how europeo lo explotan ellos, no nosotros, aunque seamos los que lo creamos.
Si Europa fuera capaz de no perder dichas empresas con la pérdida de propiedad intelectual que conllevan, la dependencia de Rusia respecto a Europa sería mayor.
Autores:
- Alejandra Fernández Cobo: (Grado en Business Administration and Management por la Universidad Rey Juan Carlos; linkedin)
- Jose Manuel Arroyo Rivera (Grado en Economía por la Universidad Autónoma de Madrid; linkedin)
- Itsaso Iriarte Elarre (Grado en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid; linkedin )
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